viernes, 12 de agosto de 2011

Mar Infinito



Entonces se fue, pero ella tenía la tranquilidad de que no era para siempre. Eran ya casi 2 años y el tiempo había pasado como una fugaz estrella, miles de cosas habían pasado y miles de cosas estaban por venir, solo quedaba esperar.

La verdad es que ninguno de los dos se dio mucho cuenta cómo empezó todo, pero tenían la certeza de no querían que terminara, con estar juntos hasta la eternidad les bastaba.

Ahora los separaban miles de kilómetros y cientos de millas de un mar infinito, extrañaba sus manos, su abrazo fuerte y protector y esa sonrisa de dientes perfectos, extrañaba también esa capacidad tan suya de hacerla sentir segura y en tierra firme, su voz susurrando que todo estaría bien y que quería estar con ella para siempre.

Ahora solo queda esperar que esa voz que ahora se encuentra al otro lado del mundo, vuelva, rodee su cintura con esos brazos fuertes y le diga al oído, que la eternidad ya no basta.

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